domingo, 14 de diciembre de 2008

Pelota Vasca


El otro día vimos Pelota Vasca en DVD. Yo creo que Medem es un gran director. Ninguna de sus películas es una obra maestra. A todas les falla algo. Sin embargo también están llenas de ideas excelentes, y además son preciosas. Da la impresión de que para hacerlas perfectas tendrían que perder parte de su vitalidad y espontaneidad.

Tengo entendido que mucha gente en España critica la película por equiparar la postura de ambos bandos, sin tomar partido. A mi todo esto me pilla ya demasiado lejano para opinar. Entiendo la crítica, pero no sé si Medem es culpable de lo que se le acusa. Un punto crucial en este sentido es la yuxtaposición de la viuda del policía con la mujer del etarra encarcelado. Aquí no resulta fácil saber cuáles son las intenciones del director, ni qué sería lo correcto. Desde mi punto de vista, resulta obvio quién es la víctima inocente y quién no. Quizás Medem está haciendo resaltar esta obviedad al dejar que se imponga sin necesidad de acallar la postura opuesta. Un factor que conduce a pensar que Medem quiere presentar esta asimetría que va de suyo es que al fin y al cabo uno está muerto y el otro no. Sin embargo está claro que habrá gente que vea la cuestión justo al revés, y Medem no nos dice que están equivocados.

Creo que hace bien. Su aspiración no es continuar la disputa, sino de algún modo transcenderla. Quiere presentar los puntos de vista opuestos como datos, dejando que hablen por sí mismos, para que cada uno saque sus propias conclusiones. Sin duda habrá quien saque conclusiones que nos parezcan descabelladas, pero así son las cosas, y este es el único punto de partida posible.

Muchas entrevistas son interesantísimas. De entre los políticos del PNV el único que inspira confianza es Ardanza. Los demás rezuman cinismo.

En el DVD venía un comentario de dos académicos británicos. Los dos tenían una opinión muy positiva de la película, pero le criticaban tres cosas.

En primer lugar le criticaban que las entrevistas estuvieran tan recortadas y reorganizadas, y que mezclara imágenes documentales con imágenes de ficción sin avisar. Yo creo que esto es una cuestión del género en el que clasifiquemos la película. Como documental objetivo, evidentemente estas críticas serían correctas, pero no parece que el director aspire a eso. Medem claramente asume la responsabilidad sobre el mensaje, y usa los medios que necesita para comunicarlo.

En segundo lugar le criticaban que no se presentara el punto de vista de los inmigrantes. Es curioso que desde una perspectiva anglosajona esto es una omisión inexplicable, mientras que tal como se plantean las cosas en España esto no parece ser un problema importante. La actitud parece ser: el que no se integra es por que no quiere, y si no quieres integrarte luego no te quejes. No cabe duda de que lo primero es verdad hasta cierto punto. En cuanto a lo segundo, mis instintos borbónicos me dicen que es correcto, pero cuando comparo la situación de los inmigrantes en Francia e Inglaterra me entran dudas. De todos modos es interesante que esta actitud tan española la reproduzcan fielmente los que reniegan de lo español.

Por último criticaban los escenarios bucólicos que había elegido Medem para las entrevistas, situándolas en la arcadia vasca de la fantasía nacionalista. Esta crítica me parece correcta. La salvación sólo puede venir de las ciudades, donde el individuo se pierde en un mar de humanidad en el que las diferencias entre unos y otros parecen menos importantes que la diferencia entre tú y los demás. Pero esto es precisamente lo que dice Bernardo Atxaga en la intervención que Medem ha colocado al final de la película. Es razonable pensar que Medem está de acuerdo, pero entonces no entiendo las praderas, bosques, acantilados y plazas de pueblo.

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