domingo, 26 de julio de 2009

El cumpleaños de Jo Wolff


Ayer fui a la fiesta del cincuenta cumpleaños de mi amigo Jo. Era una fiesta conjunta con un amigo suyo del colegio. La celebraron en un club del que el amigo de Jo es socio. En Londres hay bastantes clubs en los que los socios y sus invitados beben, comen y alternan en un entorno ni completamente público ni completamente privado. Supongo que intentan cubrir el hueco entre el aislamiento de la familia nuclear y el anonimato de la vida en la gran ciudad.

Había un ejército de camareros mezclando cócteles con una pericia pasmosa. Yo me tomé dos margaritas (no, tres), dos smashes de piña, un knickerbocker royal, un fizz de frambuesa y granadilla y otro que no me acuerdo cómo se llamaba. Me sentía muy sociable y lo pasé muy bien charlando tanto con amigos como con gente que no conocía de nada. Incluso bailé una canción, Tainted Love, de Soft Cell, por los viejos tiempos, con una mujer que llevaba un vestido estampado precioso. Parecía sacado de un cuadro de Ingres. Desgraciadamente, lo que más llamaba la atención del vestido era que la mujer de Jo llevaba exactamente el mismo.

Era muy interesante ver a tanta gente más o menos de la misma edad y comprobar lo que el paso del tiempo va haciéndole a cada uno. Me parece a mí que la impresión que dábamos en general no era ni mucho menos de decrepitud todavía. De todos modos, por si alguien se estaba haciendo excesivas ilusiones, al final de la fiesta llegaron muchos amigos del hijo adolescente de Jo y tomaron posesión de la pista de baile, ayudándonos a poner las cosas un poco en perspectiva.

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