jueves, 30 de julio de 2009

Puntos de vista

Desde hace unos meses suelo colgar mis dibujos en Flickr. Ahí están en exposición permanente para el que los quiera ver. También suelo mirar los dibujos que cuelgan otros. Me gusta ver dibujos de gente con un enfoque similar al mío: bocetos rápidos y espontáneos, tomados del natural, de gente, lugares y objetos cotidianos. Algunos hacen verdaderas maravillas.

De este modo, poco a poco, me he ido familiarizando con el estilo de, digamos, quince o veinte dibujantes que hacen lo que yo hago, o lo que yo quiero hacer. En muchos casos no sé cómo se llaman ni dónde viven, aunque sé que están distribuidos por todo el planeta, y nunca creí que fuera a conocer a ninguno de ellos en persona.

Sin embargo, esta mañana estaba mirando un dibujo muy bonito y de repente me he dado cuenta de que estaba hecho en la misma sesión de dibujo del natural en la que estuve yo anoche. Luego, mirando la página de esta dibujante he visto sus otros dibujos de esta sesión.

Esta intrusión de la vida real en la vida virtual me ha desconcertado un poco, pero es interesante ver lo que ha hecho ella y lo que he hecho yo con una misma pose: dos representaciones distintas de una misma realidad.

Éste es en dibujo que me encontré en Flickr:

Originally uploaded by sarahmoon07

Y éste es mi dibujo de la misma pose de veinte minutos:

Life Drawing Session No. 7
Éste, con la modelo de pie, es su dibujo de una pose de cinco minutos:

Originally uploaded by sarahmoon07

Y éste es el mío:

Life Drawing Session No. 7

martes, 28 de julio de 2009

Dibujo del natural en Bethnal Green


Ayer fui a una sesión de dibujo del natural a la que no había ido nunca. Es en un centro cultural (budista) en Bethnal Green, en el East End. El East End de Londres es tradicionalmente la zona de clase obrera, además de haber acogido sucesivas oleadas de inmigrantes. En la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos alemanes se cebaron con el East End, con la intención expresa de desmoralizar al proletariado para que echara a sus propios gobernantes la culpa de su sufrimiento y dejara de apoyar el esfuerzo bélico. No lo consiguieron.

Hay infinidad de solares donde no se ha vuelto a construir desde los bombardeos. Donde se ha construido llama la atención que áreas extensas de vivienda social de la posguerra están salpicadas de los pocos edificios victorianos que se salvaron del desastre. El sitio donde fui yo a dibujar era uno de estos dignos islotes decimonónicos en un mar de banalidad arquitectónica de un siglo después.

Este grupo de dibujo lleva funcionando muchos años. La gente se conoce y hay muy buen ambiente. Lo dirige un artista que me causó una impresión excelente. Le dice al modelo cómo colocarse, da consignas dirigidas a todo el grupo, se pasea viendo lo que dibuja la gente y de vez en cuando da consejos individuales. Al final de la sesión pones tus creaciones en el suelo enfrente de tu puesto para que cada uno vea lo que han hecho los demás. La velada termina en un pub de por allí, muy agradable y con buena cerveza. Me lo pasé tan bien que he pagado seis sesiones.

domingo, 26 de julio de 2009

Línea fuera de servicio

Hoy domingo había decidido pasarlo en el centro, pero al llegar al metro me he enterado de que la línea estaba fuera de servicio por un accidente. El tren estaba parado en la estación con la gente esperando a que se solucionara la cosa. A mí este incidente me ha proporcionado una oportunidad inesperada. Hace tiempo que vengo pensando que me gustaría dibujar una estación de metro con un tren, pero en lo que dura una parada normal no me da tiempo a hacer un dibujo. Sin embargo hoy el tren ha posado para mí.


Como la cosa parecía ir para largo he cancelado mis planes y cuando he acabado el dibujo he vuelto a salir a la calle y me he dado un largo paseo por partes del barrio que no conocía, acabando en un mercadillo de productos artesanales que hay los domingos en Alexandra Park, justo a tiempo para comer. He comido sentado en un banco del parque una selección de delicias sudanesas seguidas de una especie de buñuelo con chorizo de un puesto de productos del Algarve. También he comprado unos faggots, que son unas albóndigas tradicionales inglesas hechas de casquería de cerdo. Me los acabo de cenar y estaban riquísimos.

El cumpleaños de Jo Wolff


Ayer fui a la fiesta del cincuenta cumpleaños de mi amigo Jo. Era una fiesta conjunta con un amigo suyo del colegio. La celebraron en un club del que el amigo de Jo es socio. En Londres hay bastantes clubs en los que los socios y sus invitados beben, comen y alternan en un entorno ni completamente público ni completamente privado. Supongo que intentan cubrir el hueco entre el aislamiento de la familia nuclear y el anonimato de la vida en la gran ciudad.

Había un ejército de camareros mezclando cócteles con una pericia pasmosa. Yo me tomé dos margaritas (no, tres), dos smashes de piña, un knickerbocker royal, un fizz de frambuesa y granadilla y otro que no me acuerdo cómo se llamaba. Me sentía muy sociable y lo pasé muy bien charlando tanto con amigos como con gente que no conocía de nada. Incluso bailé una canción, Tainted Love, de Soft Cell, por los viejos tiempos, con una mujer que llevaba un vestido estampado precioso. Parecía sacado de un cuadro de Ingres. Desgraciadamente, lo que más llamaba la atención del vestido era que la mujer de Jo llevaba exactamente el mismo.

Era muy interesante ver a tanta gente más o menos de la misma edad y comprobar lo que el paso del tiempo va haciéndole a cada uno. Me parece a mí que la impresión que dábamos en general no era ni mucho menos de decrepitud todavía. De todos modos, por si alguien se estaba haciendo excesivas ilusiones, al final de la fiesta llegaron muchos amigos del hijo adolescente de Jo y tomaron posesión de la pista de baile, ayudándonos a poner las cosas un poco en perspectiva.

Los Proms


Todos los veranos, desde 1895, se celebra en Londres un festival de música extraordinario. Se conoce como los Proms. Consiste principalmente en un programa intensivo de conciertos orquestales en el Royal Albert Hall. Dura ocho semanas, entre Julio y Septiembre, con conciertos todos los días, muchos días más de uno. Este año hay más de cien conciertos. Empalma el final de la temporada de las principales orquestas de Londres con el comienzo de la siguiente.

Una característica de los Proms es que se venden entradas baratas en el día para localidades de pie. Están donde normalmente estaría el patio de butacas y en una galería que rodea toda la sala en lo más alto del edificio. Esta práctica proviene del origen del festival en los ‘promenade concerts’ que se celebraban en los parques de Londres en los siglos XVIII y XIX.

El programa es muy variado. Algunos conciertos son más bien populistas, pero también hay cosas serias. El ambiente es informal. Además de los espectadores habituales de los conciertos de música clásica hay bastantes turistas, que vienen a los Proms como irían a una corrida de toros si estuvieran en España. El festival lo patrocina la BBC, que retransmite cada concierto por televisión y radio. Aquí se pueden ver y oír hasta una semana después.

El viernes fui a mi primer Prom de la temporada. Tocaba la Orquesta Nacional de Lyon, dirigida por Jun Märkl, con obras de Takemitsu, Debussy y otros compositores japoneses y franceses (y una de Sarasate). Dos de las obras japonesas tenían solos de shō, que es una especie de armónica tradicional japonesa de bambú con un sonido hipnótico. También tocaba la violinista japonesa Akiko Suwanai: un monstruo. Toca el Stradivarius que fue de Jascha Heifetz.

martes, 7 de julio de 2009

Por la costa atlántica francesa


Mi aventura náutica de este verano iba a ser una travesía de Cornualles a Galicia. Nuestro plan era participar en una regata desde el río Helford, casi al final de Cornualles, hasta L’Aber Wrac’h, casi al final de Bretaña, y desde allí cruzar en línea recta hasta La Coruña. Sin embargo este plan se ha ido al traste por falta de viento. La vela es así.

De la regata nos tuvimos que retirar, como la gran mayoría de los setenta y cinco barcos que tomaron la salida. Estuvimos todo el día y toda la noche haciendo bordos a través del Canal de la Mancha con cada vez menos viento, pero a la mañana siguiente desapareció totalmente, y a las diez y media, tras recorrer dos tercios del trayecto, tuvimos que encender el motor y retirarnos.

Era el cincuenta aniversario de esta regata, y el club náutico de L’Aber Wrac’h preparó una celebración por todo lo alto, en una ladera con una vista maravillosa de la bahía. Hubo discurso del alcalde del pueblo, entrega de premios, y un gran banquete de embutidos, ensaladas y pasteles, amenizado por un grupo de canciones marineras.

El lunes, todavía sin viento, decidimos pasar, a motor, el Channel du Four y el Raz de Seine, y esperar en la costa sur de Bretaña hasta que llegara el viento para salir hacia La Coruña. Sin viento esa travesía no es factible en un velero. Son unas 350 millas náuticas, y a motor no hubiéramos podido hacer más de 140 sin repostar.

Pero el viento no llegaba, así que seguimos bajando por la costa francesa a motor, aletargados por el sol y la falta de faena. Así llegamos a Belle Île, realmente bella, y desde allí a la Île d’Yeu, algo menos. En algún punto entre estas dos islas, supongo que al cruzar la línea del Loira, el norte de Europa se convierte en el sur de Europa. Sauzon, en Belle Île, casi podría estar en una isla del oeste de Escocia, y Port Joinville, en la Île d’Yeu, casi casi podría estar en Tarragona, si exceptuamos el verde imposible de los ojos de una camarera de una terraza del puerto. Acabamos en La Rochelle, una de esas ciudades francesas de provincias que parecen guardar el secreto del buen vivir. Allí David y yo abandonamos el barco para volver a nuestras obligaciones en Londres, mientras otro tripulante se unía a Graham y Peter para seguir intentando llegar a La Coruña.

El último día, por la tarde, Eolo se apiadó de nosotros, y para despedirnos nos mandó un viento riquísimo que nos permitió por fin apagar el motor, sacar el spinnaker y recorrer, como si voláramos, el Pertuis Breton, que es el estrecho que separa la Île de Ré del continente, y pasar, ya sin spinnaker, bajo el puente que los une.

El día que volvimos David y yo el pronóstico era más favorable, y los que se quedaban parecían dispuestos a salir al día siguiente directamente hacia La Coruña. No hemos tenido noticias suyas desde entonces. Espero que lo consigan.