martes, 25 de mayo de 2010
Primera regata con el Scallywag
El Tollesbury Cruising Club organiza todos los años una serie de regatas para los socios. Este fin de semana ha sido la primera de la temporada, y mi primera regata con el Scallywag. Eran veintitantas millas, desde el estuario del río Blackwater, donde está Tollesbury, hasta el del Crouch, que es el siguiente hacia el sur, y el último antes del Támesis. Mi tripulación estaba compuesta de Peter, uno de mis compañeros más asiduos de fatigas náuticas, Ardaan, un viejo amigo mío holandés que venía a estrenar el barco, y Jeroen, un amigo de Ardaan al que también conozco desde hace mucho. Los tres buenos marinos. Sin problemas.
Dormimos en el barco el viernes porque a la mañana siguiente había que salir de la marina con la pleamar de las siete. La regata no empezaba hasta las diez, así que nos amarramos a unas boyas para desayunar en los Mersea Quarters, a la vuelta de la esquina. El desayuno nos duró más de lo debido. Diez minutos antes de la salida, como es costumbre, avisaron por la radio que apagáramos el motor y quitáramos la bandera, y a nosotros todavía nos quedaban unos cuantos bordos para llegar a la línea de salida. Cuando sonó la bocina todavía no habíamos llegado, pero enseguida nos incorporamos a la flota.
El primer tramo de la regata, saliendo del Blackwater, íbamos con viento de proa, haciendo bordos y sorteando las balizas del recorrido. El Scallywag ceñía de maravilla, deslizándose por el agua con suavidad, y fuimos adelantando barco tras barco, hasta colocarnos los terceros. Del Blackwater al Crouch se pasa por un canal de muy poco calado entre dos bancos de arena. Desde allí virábamos hacia el oeste para enfilar el Crouch, ahora viento en popa. Este tramo no se nos dio tan bien, principalmente porque no usamos el espinaker. Tengo un espinaker y un genaker, con todo su aparejo, pero todavía no había tenido ocasión de investigarlos, así que al apuntarme a la regata dije que no los usaría. Con la mayor y el génova íbamos un poco lentos con un viento de popa muy débil, y el Dionysus, al que habíamos dejado muy atrás en el tramo de ceñida, ahora nos adelantó sin dificultad con su flamante espinaker. Al final quedamos cuartos de nueve barcos, y fuimos los primeros en cruzar la línea de meta sin espinaker. Ganó el Dionysus.
Pasamos la noche en Burnham on Crouch, el centro de regatas más tradicional de la costa este. No había estado nunca y me gustó más de lo que esperaba. Es un puerto de verdad. Tuvimos una cena de hermandad en el Royal Burnham Yacht Club, los que habíamos participado en la regata y las tripulaciones de otros barcos de Tollesbury que habían venido sin competir. Todo muy agradable. La comida, del montón.
El domingo a media mañana salimos de vuelta a Tollesbury. Teníamos todo el tiempo del mundo, pues la pleamar no era hasta las nueve de la noche, y aprovechamos para estrenar por fin el espinaker y el genaker, con un viento muy suave ideal para este propósito. Todo funciona a la perfección. En la próxima regata los usaremos. Entramos en la marina al anochecer. Peter se fue a su casa, y Ardaan, Jeroen y yo cenamos en el barco y caímos rendidos.
La mañana del lunes la dediqué al mantenimiento del barco. Luego tuvimos el tiempo justo para darnos un baño en la piscina de Tollesbury y hacer una visita turística relámpago a Maldon antes de dejar a Ardaan y Jeroen en el aeropuerto.
Una regata en mi propio barco, con una tripulación de buenos amigos, el mar en calma, vientos benignos y un sol radiante. No sé qué más podría pedir. Aquí está la ruta del sábado, y aquí la del domingo.
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