miércoles, 25 de abril de 2012

Los padres de mi padre



Mi abuelo Dionisio Zalabardo nació en Soria en 1902. De Soria emigró a Madrid para trabajar en una tienda de comestibles cerca de la calle Mayor. Luego entró a trabajar como conductor del metro de Madrid. Este fue su empleo el resto de su vida. Mi abuela Margarita Vitoria nació en San Andrés de Soria en 1904. Emigró a Madrid para servir en casa del pintor Maximino Peña Muñoz.

Dionisio y Margarita, dos sorianos en Madrid, se conocieron en el tren de Soria a Madrid. Vivían en el barrio de las Ventas, en un piso pequeño de la calle Francisco Navacerrada que no tenía ducha ni bañera hasta que no la instaló un yerno suyo. Tuvieron tres hijos.

En la Guerra Civil Dionisio sirvió en el ejército republicano en un regimiento que custodiaba unos depósitos o almacenes en la llamada Casa de la Tinaja, ubicada, según tengo entendido, en los alrededores del actual Recinto Ferial de Madrid. Al terminar la guerra estuvo dos veces en la cárcel, entre el 30 de Marzo y el 27 de Abril, y entre el 13 de Julio y el 11 de Agosto de 1939. Cuando nació su hijo, mi padre, Dionisio estaba en la cárcel.

Tengo el expediente correspondiente a su segunda entrada en prisión. Un teniente provisional de la Falange denunció a Dionisio y a dos vecinos suyos porque “cuando aparecieron los primeros cadáveres por las calles de Madrid, manifestaron a la portera que pronto aparecería el denunciante en el mismo lugar”. También los acusaba de saquear su casa e intentar asesinarlo. Dos meses después el denunciante retiró la acusación de saqueo, y Dionisio fue puesto en libertad.

De su primera entrada en prisión no sé nada a ciencia cierta, pero mi padre cuenta que se debió a que cuando se rindieron los defensores de la Casa de la Tinaja, mientras que otros soldados del regimiento mostraron júbilo y agradecimiento por la liberación, Dionisio y un amigo suyo adoptaron una actitud más digna, de militar vencido que se rinde al vencedor.

De Margarita, que murió, cuando yo tenía once años, recuerdo sobre todo su sentido del humor irreverente, y la bicicleta que me regaló por mi comunión. Le gustaban mucho las cartas y los toros. A Dionisio no lo conocí, pues murió antes de nacer yo. Por las fotos parece que era un hombre despierto, jovial e irónico. Aquí lo tenemos en Barajas, el 14 de Abril de 1933, celebrando el segundo aniversario de la República:


La señora que está sentada a su lado, rehidratándose después de la lactancia, podría ser Margarita.

Aquí están los dos en una escena bucólica en Puerta de Hierro en 1928:


Y aquí está Dionisio, en los años 40, con mi padre:


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