martes, 24 de abril de 2012

Mis orígenes


El interés por los orígenes le viene a uno con la edad. Yo hasta hace poco no quería saber nada de la historia de mi familia. Es más, no es que no quisiera saber: quería no saber; quería sentir que mi vida empezaba de cero en vez de continuar una historia que yo no había empezado y que no parecía muy interesante. Cuando me contaban cosas de mis antepasados, hacía lo posible por no escuchar. Hace unos meses no hubiera podido nombrar a la mitad de mis bisabuelos.

Sin embargo, hace unos años empecé poco a poco a sentir curiosidad, y hace unos meses pasé a la acción, añadiendo la genealogía a mi ya larga lista de obsesiones. Empecé por casualidad, cuando encontré en internet un árbol genealógico en el que salía yo. Su autor resultó ser un primo segundo mío del que yo hasta entonces no tenía ni noticia. Examinando ese árbol fue tomando forma en mi mente una rama de mi familia (la de mi abuelo paterno) que hasta entonces había sido un borrón. El proceso me produjo un placer familiar, similar al que siento cuando consigo ver un problema filosófico con claridad.

Empecé poco a poco. Primero preguntando a mi madre, luego pidiendo partidas de nacimiento a registros civiles, y ahora ya a todo trapo, pidiendo partidas de bautismo en parroquias y archivos, e incluso viajando para examinar en persona libros sacramentales. Estoy haciendo un árbol genealógico de parientes de mis hijos. En él aparecen ya 1186 personas. 334 son antepasados directos míos. Algunas ramas del árbol se remontan al siglo XVI. En un futuro no muy lejano tendré toda la información sobre mis antepasados de la que queda constancia documental.

Todavía me queda mucho por saber, pero creo que ya tengo una idea bastante exacta de mis orígenes. Yo nací en Madrid, y mis padres también. De mis cuatro abuelos, dos nacieron en Madrid. De mis dieciséis tatarabuelos, sólo uno nació en Madrid. Entre mediados del siglo XIX y principios del XX, las distintas ramas de mi familia fueron llegando a Madrid. Venían de pueblos pequeños en los que sus antepasados habían vivido durante siglos, casándose con sus vecinos o, a lo sumo, con gente del pueblo de al lado. Sólo uno de mis tatarabuelos tenía unos orígenes un poco más amenos. Aquí están las zonas de donde proceden, junto con los porcentajes que representan en mi herencia genética:

Yanguas (Soria) y pueblos de los alrededores
25%
San Martín de Valdeiglesias (Madrid) y otros pueblos entre el extremo suroeste de la provincia de Madrid y la de Ávila
18.75%
Almarza (Soria) y pueblos de los alrededores.
12.5%
Pueblos de la zona de Boñar (León) (y el Hospicio de León)
12.5%
Chiloeches (Guadalajara)
12.5%
Orbaneja Río Pico (Burgos) y pueblos de los alrededores
6.25%
La franja mediterránea: Murcia, Valencia y Cataluña
6.25%
La ciudad de Albacete
3.125%
Villagarcía del Llano (Cuenca)
3.125%

En la mayoría de estos sitios no estado nunca, ni sabía, hasta hace unos meses, que tuvieran nada que ver conmigo. Algunos no sabía ni que existían. A lo mejor no son los lugares en los que yo habría elegido ubicar mis orígenes, pero esta es una de las cosas que no puedes elegir. Vienes de donde vienes, te guste o no te guste, y esta tabla dice de dónde vengo yo.

No hay comentarios: