jueves, 7 de mayo de 2009

A Dartmouth no, pero a Weymouth sí

Este fin de semana he salido a navegar. El plan era ir con el Firebird desde su puerto de base en Portsmouth hasta Dartmouth, a unas cien millas náuticas, muy aproximadamente unas veinte horas de navegación cada trayecto. Iba con mis amigos Bill y Peter, con los que llevo navegando mucho tiempo, y con otro socio del club que Bill conocía.

Entre Portsmouth y Dartmouth hay tres puntos donde la marea es tan fuerte que no tiene sentido intentar pasar con la corriente en contra. Hay unas treinta y cinco millas náuticas entre el primero y el último, por lo que es posible, aunque no fácil, pasar los tres con la misma marea favorable. Nosotros lo intentamos, pero no lo conseguimos. El Firebird navegaba más despacio de lo que esperábamos con el oleaje confuso que nos encontramos al salir del Solent. Luego el viento fue disminuyendo, y cuando por fin decidimos ir a motor ya era demasiado tarde. Cuando me levanté a las tres de la mañana para mi guardia, no sólo no habíamos avanzado nada desde las doce cuando me acosté: ¡habíamos retrocedido! La corriente nos había empujado hacia atrás más rápido de lo que navegábamos. En vista de la situación decidí que nos desviáramos a Weymouth, un puerto muy pintoresco a mitad de camino. Llegamos a las siete de la mañana, después de un día y una noche en el mar. Dormimos unas horas y a las ocho de la tarde salimos de vuelta, primero a vela, y luego, cuando nos quedamos sin viento, a motor. Esta travesía fue mucho más eficaz, y en unas once horas estábamos en casa.


Con Google Earth se puede ver aquí nuestra ruta de ida, y aquí la de vuelta. En la de ida se ve con claridad nuestra navegación marcha atrás.

Han sido mis dos primeras travesías de esta envergadura como patrón. No hemos llegado donde queríamos, pero en la vela hay que ser flexible, y creo que al fin y al cabo la cosa ha salido bien y he aprendido mucho. A Dartmouth ya iré otro año.

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