Anoche fuimos a otro prom, con la Orquesta Filarmónica de la BBC dirigida por Gianandrea Noseda, y la sexta sinfonía de Mahler de plato fuerte. Hace unos años sentía devoción por Mahler y estudié sus sinfonías bastante a fondo. La sexta es mi preferida. Todas las demás tienen algún movimiento flojo. En la sexta todos son memorables. El único defecto es estructural. Mahler cambió de opinión sobre el orden del segundo y el tercer movimiento, y la verdad es que ninguno de los dos órdenes posibles es ideal, como cuando estás intentando montar algo y siempre acabas con piezas que no encajan. Creo que prefiero el movimiento lento antes que el scherzo. Anoche los tocaron al revés.
La interpretación me pareció fabulosa, clara y enérgica, mucho mejor de lo que me esperaba de una orquesta sin demasiado renombre. Las cuerdas no tenían la suavidad satinada de las grandes orquestas, pero a lo mejor la culpa era de la acústica de la sala. El tema de Alma en el primer movimiento lo tocaron un poco más rápido de lo que esperaba. Yo siempre he creído que ese tema debía interrumpir el ritmo imparable, como de movimiento perpetuo, de la música que lo precede. Anoche no lo conseguía del todo, pero sonaba bien, y a lo mejor Noseda tiene razón.
La admiración por Mahler se me ha pasado un poco. Creo que le pasa a mucha gente. No sé la razón y me gustaría saberla. Creo que su expresión es exagerada, sin comedimiento, aunque no estoy seguro de por qué me parece que esto sea un defecto. No es que exprese más de lo que siente, sino que siente más de lo que debería, como si le faltara entereza. A pesar de la belleza indudable de la música, me siento reacio a entregarme.
Después entramos a cenar en un sitio nuevo que se llama Casa Brindisa. Brindisa es desde hace tiempo uno de los dos importadores principales en Londres de productos alimenticios españoles de calidad. Son proveedores de restaurantes y tienen un puesto para el público en Borough Market y una tienda en Exmouth Market. Tienen un surtido enorme de productos españoles de primera categoría. La última vez que fui a Borough Market tenían un par de tarimas paralelas. En cada una había un dependiente cortando lonchas de un jamón, uno de Jabugo, y el otro de Teruel. Te ponías en una cola o en otra, según tus preferencias. Me recordaba a las dos iglesias que hay en Berlín una junto a otra, una francesa y otra alemana.
Hace unos meses han abierto Casa Brindisa, que además de una tienda de alimentos tiene un restaurante informal, y allí cenamos de lo que aquí llaman tapas, pero en realidad son raciones. Tomamos pimientos de padrón, pimientos de piquillo rellenos de berenjena, una ensalada muy rica de remolacha y queso azul, puré de patata con almendras tostadas y pimentón de la Vera y un excelente pulpo a la gallega. Me tomé dos vasos de Alaia, un tinto de una uva leonesa que se llama prieto picudo a la que me introdujo un filósofo gallego el año pasado. Es un vino original y delicioso. Casa Brindisa es un sitio fabuloso para comer cosas buenas de España. El ambiente es acogedor y el servicio es ejemplar. Los domingos hacen paella de encargo ¡en South Kensington! El lado bueno de la globalización.
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1 comentario:
Desde luego, eres una caja de sorpresas. !No me habías dicho nada!, de tu blog quiero decir. Por cierto, los dibujos muy bien. Una sorpresa más. Te enlazo desde mi blog.
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