lunes, 13 de abril de 2009

El distrito del pico


Hemos pasado el puente de Semana Santa de excursión en el Peak District, que es un parque nacional entre Derby, Sheffield y Manchester. El pico que da nombre a la zona no es una cima concreta, sino el conjunto de montes y colinas que la ocupan. Hacia el norte está el Pico Negro, que es una zona de páramos inhóspitos, y hacia el sur el Pico Blanco, con un paisaje de suaves colinas y valles frondosos y amenos. Yo había estado en el Pico Negro hace años con un filósofo de Sheffield. Al pico blanco no había ido hasta este fin de semana.

Nos hemos alojado en una casa de vacaciones en Matlock, una ciudad al borde del parque nacional completamente entregada al turismo de batalla. Hemos pasado los tres días paseando por el campo, por los riscos que se alzan sobre Matlock y por dos de los valles más famosos de la zona: el Doveale y la pista de Monsal, en el valle del río Wye. Son paisajes idílicos, de una belleza delicada, sin el dramatismo de las montañas de verdad.

Andar por el campo en Inglaterra es en general una delicia, pero hay que ir preparado, con un buen mapa y una ruta estudiada. Aquí no hay campo que no sea de nadie, así que siempre andas por fincas privadas, y tienes que tener cuidado de no salirte de las rutas sujetas a servidumbres de paso, claramente marcadas en los mapas, pero no siempre fáciles de identificar sobre el terreno. Nosotros en esta ocasión no íbamos preparados para este tipo de excursión, así que nos hemos tenido que ceñir a rutas frecuentadas por multitudes de domingueros con sus perros, que neutralizaban con su presencia cualquier beneficio espiritual que hubiera podido recibir del contacto con la naturaleza.

A pesar de su ambiente bucólico, esta zona fue la cuna de la revolución industrial. Los valles están salpicados de minas y de fábricas establecidas en el siglo XVIII. Nosotros visitamos una mina de plomo al lado de Castleton. La visita consistía en un paseo en barca por una galería inundada.

Justo antes de volver a Londres nos desviamos para visitar la cueva de Thor, un espacio grandioso con vistas espectaculares del valle del Manifold que se extiende a sus pies. Dejamos el coche en la aldea de Wetton. El paseo desde allí hasta la cueva, por una pradera silenciosa y apacible, fue lo mejor del viaje con diferencia.


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