miércoles, 3 de diciembre de 2008

Richard Serra

El viernes fui a ver una exposición de Richard Serra. Que yo recuerde, es la primera vez que veo esculturas de Richard Serra. El Guggenheim de Bilbao sólo lo he visto desde fuera. La verdad es que no vi la exposición en condiciones óptimas, con la mente cansada al final de un día en la biblioteca. Hay tres obras en la exposición.

Una consiste en lo que los que no somos geómetras podríamos describir como dos secciones cilíndricas distorsionadas que no llegan a cerrarse sobre sí mismas, por lo que puedes entrar dentro. Cada una de ellas está formada por dos enormes planchas de acero rectangulares retorcidas para formar las dos mitades del cilindro. Los dos cilindros son idénticos, pero están puestos al revés el uno del otro: uno tiene la parte más ancha hacia arriba y el otro hacia abajo. Al verlos se me ocurrían preguntas bastante prosaicas. Intentaba imaginarme su peso y cómo sonarían si les diera con los nudillos (no te dejan tocarlas). Me preguntaba cómo habían conseguido darles esa forma y cómo habían obtenido una base perfectamente plana a pesar del retorcimiento. Sobre todo quería saber si las dos planchas que forman el cilindro son estables cada una independientemente, o sólo se tienen en pie por el aparentemente insignificante punto de soldadura en la parte inferior de la unión. No sé si este es el tipo de reacción que el artista quiere conseguir. El único aspecto de la escultura que me produjo una experiencia estética en el sentido tradicional fueron los bellísimos matices del óxido que cubre las planchas, con unos perfiles orgánicos que parecen estar en tensión con el rigor geométrico de las formas que les sirven de soporte.

Otra es una estructura de planchas curvadas de acero negro que forman un pasadizo sinuoso en el que entras por un extremo y sales por otro. Es un paseo inquietante. El pasadizo es bastante estrecho, y la inclinación de las planchas les hace parecer inestables. También es difícil visualizar la distribución del las planchas que forman el pasadizo, o recordar el trayecto que has seguido. Yo sólo lo entendí después, con la ayuda de una foto y papel y lápiz. Tus pasos resuenan con un tono inesperado.

Me alegro de haber visto estas esculturas y me gustaría verlas otra vez. Sin embargo esta visita no me ha convencido de que Serra sea un genio, como piensa tanta gente, aunque tampoco estoy seguro de que no lo sea.

La galería es una sucursal en Kings Cross de la Gagosian de Nueva York. La abrieron hace un par de años. Es la primera vez que voy. Kings Cross era antes una zona inmunda, llena de prostitución, drogas y delincuencia. Todavía lo es un poco, pero ahora tiene la Biblioteca Británica, la estación del tren de alta velocidad a París y una galería de arte de primera categoría. Pronto será un barrio atractivo.

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