El sábado fuimos a cenar a Les Associés. Está en Crouch End, que es un barrio de nuestro entorno. Quizás es el sitio más cerca de casa donde se puede comer bien. En Les Associés nada es moderno, ni de diseño. Está en una casa no muy distinta de la nuestra en la que han tirado las paredes interiores del piso de abajo para formar la sala del comedor. Los camareros y el cocinero son gente muy similar a sus clientes, y el trato es relajado y de igual a igual. Es como si unos vecinos que saben cocinar decidieran invitar a cenar en su casa a gente del barrio. Pero tienes que imaginarte además que esto vecinos son franceses, porque Les Associés es un restaurante francés. Da la impresión de un restaurante de barrio de una ciudad francesa, el mismo restaurante que estas personas hubieran montado si en vez de vivir en un barrio de Londres vivieran en un barrio de París.
Desde luego no es alta cocina, ni aspira a serlo, pero dan muy bien de comer, platos tradicionales franceses bien pensados y bien preparados. Yo comí de primero cigalas que habían hecho a la plancha con mantequilla abiertas a lo largo, con un picadillo de verduras muy agradable. A las cigalas es muy difícil hacerles nada sin empeorarlas, pero este plato lo conseguía. De segundo comí estofado de ciervo. Quizás la carne estaba demasiado hecha, como en los estofados de antaño, pero aun así era un plato excelente, con una salsa oscura y espesa de sabor robusto y penetrante. De postre tome una especie de tarte tatin deliciosa. Dos cenas con buen vino setenta y cinco libras. No está mal.
Como para enfatizar el ambiente informal del lugar, a mitad del primer plato se fue la luz en todo el barrio, y no volvió hasta los postres. Cenamos a la luz de unas velas que encontraron en un armario y nos fuimos pasando de mesa en mesa.
martes, 10 de marzo de 2009
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