martes, 6 de abril de 2010

Primera travesía familiar en el Scallywag: I. Introducción

En el puente de Semana Santa he salido a navegar por primera vez con mi familia en el Scallywag. Ha sido un crucero de cuatro días, organizado por el Tollesbury Cruising Club, del que somos socios todos los que tenemos un amarre en la marina de Tollesbury. Tollesbury está en el estuario del Blackwater, en la costa este de Inglaterra, al norte del Támesis. El plan era visitar otros tres puertos del estuario: Brightlingsea, Heybridge Basin y Bradwell.


A lo mejor tendría que haber esperado a que la primavera se asentara un poco más para introducir a mi familia a las delicias de la navegación en estas latitudes. Han navegado conmigo en Grecia y en Mallorca, pero esto es otra cosa. Aquí la temporada de vela no empieza de verdad hasta Mayo. Ahora la mayoría de los barcos todavía están fuera del agua. Pero yo estaba un poco impaciente por estrenar el barco, que es mío desde diciembre. Además era una ocasión excelente para visitar los puertos del estuario en compañía de gente que se los conoce. Por aquí el pilotaje es complicadillo.

Empiezo por presentaros a mi tripulación, para los que no los conocéis, en fotos que hice durante la travesía.

Primero está Inma, mi mujer. Para que os hagáis una idea del interés que tiene Inma por la vela, os diré que aunque compré el barco hace unos cuatro meses, ella ni siquiera lo había visto hasta que no llegamos para embarcarnos. Preferiría no ayudar en nada, pero lo que tiene que hacer lo hace sin rechistar. No es miedosa.


Luego está Clara, mi hija mayor, de catorce años. Clara, a pesar de no haber navegado mucho, es una tripulante excelente. Hace lo que le dices e intenta aprender. Lleva el timón muy bien. Lo puedo dejar en sus manos y encargarme de otra cosa sin ningún problema.


A continuación tenemos a Alicia, la segunda, de doce años, con un caso prematuro de insatisfacción adolescente. Es a la que menos gracia le hacía este plan, y se aseguró de que lo tuviera presente durante toda la travesía, pero la verdad es que a pesar de su mal humor aguantó las penalidades con cierto estoicismo. Si se esmerara lo haría bien. Tengo esperanzas.


Por último está Damián, de siete años. Es demasiado pequeño para ser de mucha utilidad en un barco, pero nunca molesta y aguanta lo que le echen.


Aquí está el patrón:


Y aquí su barco:


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2 comentarios:

Fernando dijo...

Un barco chulísimo, cuenta más, anda. Un saludo desde Santander.

Exilio Cósmico dijo...

Gracias, Fernando. Ya lo he contado todo. Haz click en "SIGUIENTE" para ver la continuación.